jueves, 15 de septiembre de 2011

Mosquitos

Ya han nacido.
En invierno no molestaban
ni un poquito
y ahora, en la calentura de la noche,
aguijonean la vena y atrapan,
embriagados,
la sangre roja y líquida que corre
en ríos de glóbulos rojos y blancos
por dentro de mis brazos,
por la espalda,
por la mejilla derecha
o justo por debajo
de la piel de la izquierda.
O en el interior de la frente.
O en el cuello.
O en una pierna.
O donde pueden.
Todavía unos niños
de color negro,
así me parecen,
así lo creo,
duelen
los malditos mosquitos
barrigudos y nocturnos
que no dejan intacto
ni un trocito de piel si me destapo.
Entre las sábanas,
en el inframundo,
me escondo y oculto
cada centímetro de piel sana.
Me duermo.
Hasta mañana,
que ya están llenos.

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