jueves, 29 de septiembre de 2011

Xares, de Silvia.

Xares, hermoso lar de paz,
bebe en su río y mira cómo se va
el agua de cristal
escurrida entre verdes de hierba
y txapelas de pizarra negra.
Por encima una eterna Trevinca
que siempre fue testigo de su estar,
la más alta cima de Galicia
descansa en sus piedras.
Xares, recuerdo celta.
En Xares nacieron mis padres.

Antes,
un siglo antes que el templario,
encima del castro
se hincó la primera piedra
de un octógono de iglesia.
Un siglo y varios años antes.
Diez siglos antes que mis padres.
Precioso Xares ancestral
lugar de piedras con mensajes
por desvelar su verdad.

Xares de tierras que se labran en laderas,
que se labraban sangrando las venas.
Xares de fiestas,
Xares de gente que vuelve a verla.
A la tierra.
Xares de vida,
encuentro de besos escondidos
en cada esquina.
No olvido.
No se olvida la sangre vivida.
Xares.
Antes que iglesia ya tenía heridas
en piedras con señales.
Xares.
Tus huellas surcan mi infancia niña.

Estas letras arrancaron pensando en Silvia,
quizás el corazón que más siente la vida
del pueblo de mis padres.
Xares.
Saludos, prima.

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