jueves, 23 de agosto de 2012

La prensa

Palabras que callan
en un país que sangra,
lavadas,
apagadas,
palabras pintadas
de cosas que no pasan
mientras la gente que trabaja
toca el botón y pasa,
y pasa,
y pasa...
¿Otra página?
¿Otro canal que resbala en la pantalla?
¿Qué sucede? Nada.

Vuelven.
Pasan y se callan.
Más veces.

Casa,
la luz apagada,
en la mirada vidas de porcelana
y de seda.
El botón lo aprieta
el callo de piedra,
uno de ellos,
de uno de los dedos
de cualquiera.
Son así los que aprietan.
Sentados.
Muros de piedra las manos,
sepulturas,
la piel es callos
cincelados cual estelas,
contenedor de la basura
arrastrada por el asfalto.

Cerebros llenos de callos
los que mensajean
y los que miran la partitura.

Cables colgando
entre la televisión y los ojos,
mas cables entre los ojos y el periódico,
otro cable a la revista del corazón loco,
y a la del cuerdo.
Todo ilusión y colores,
todo pagado con sudores de libertades.

Ay, Ay, Ay... Millones de Ayes.
Temores.
Banalidades.

El cielo en lo alto
pletórico de nubes y de soles,
invisibles,
que no existen dicen,
lavadas,
apagadas
entre las palabras
las nubes blancas.

Luces.
Cruces.
Luces que son cruces.
Lecturas sin palabras
y la piel desgarrada.
Neuronas desangradas.

Mentiras
de pantalla y tinta.

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